My Fairy Prayer For Today

As I fly high in the night sky, just before the break of dawn, all is quiet and still, as though Mother Gaia was holding her breath for the coming of the new day.

I softly land and fold my gossamer wings to my side as I gently step forward on a carpet of soft green moss on the forest floor. As I continued to walk softly to the water's edge, I found a large tree stump for me to sit upon.

As I glanced all around and became more aware of my surroundings, I noticed that at the edge of a small lake with a mirror-calm surface, it was reflecting the early sunlight streaming through the mist, giving a magical appearance to the rocky shore, the bushes, and an ethereal countenance to the land all around—the tree tops, standing still, like dark silhouettes against the brightening sky like sentinels of the forest.

I look down into the water and see so much life, tiny and large, from the firefly to the moose in the mires eating roots. The tiny peep frogs chime in with the cricket chorus, backed by the distinct bass groan of the bullfrog sitting royally somewhere upon a large lily pad.

The whippoorwill sings its merry little tune in the pine tree just above my head. And though it sounds eerie to some, the forlorn howl of the wolves gives me an adrenaline-like rush type of feeling.

As the sun rises higher in the sky, the air is filled with bird songs and the buzzing of insects. Soon, the aroma of fresh morning blooms, bees, and butterflies will appear here. I heard another sound that touched me: the solitary sound of the loon, as I stood and spread my gossamer wings to fly away for another day.

Thank you for reading.

The Fairy Lady

_____________________________________

Mi oración de hadas para hoy

Mientras vuelo alto en el cielo nocturno, justo antes del amanecer, todo está tranquilo y en calma, como si la Madre Gea estuviera conteniendo la respiración esperando la llegada del nuevo día.

Aterrizo suavemente y doblo mis alas de gasa a mi lado mientras avanzo suavemente sobre una alfombra de suave musgo verde en el suelo del bosque. Mientras continué caminando suavemente hacia la orilla del agua, encontré un gran tocón de árbol para sentarme.

Mientras miraba a mi alrededor y me volví más consciente de mi entorno, noté que en la orilla de un pequeño lago con una superficie tranquila como un espejo, se reflejaba la luz del sol de la mañana que se filtraba a través de la niebla, dando una apariencia mágica a la orilla rocosa, los arbustos y un semblante etéreo a la tierra que lo rodeaba: las copas de los árboles, inmóviles, como siluetas oscuras contra el cielo que se iluminaba, como centinelas del bosque.

Miro hacia el agua y veo tanta vida, pequeña y grande, desde la luciérnaga hasta el alce en los pantanos comiendo raíces. Las pequeñas ranas chirriantes se unen al coro de grillos, respaldadas por el distintivo gemido grave de la rana toro sentada majestuosamente en algún lugar sobre una gran hoja de nenúfar.

El chotacabras canta su alegre melodía en el pino justo encima de mi cabeza. Y aunque a algunos les suene espeluznante, el aullido desolado de los lobos me da una sensación similar a la de una descarga de adrenalina.

A medida que el sol se eleva más alto en el cielo, el aire se llena de cantos de pájaros y el zumbido de los insectos. Pronto, el aroma de las flores frescas de la mañana, las abejas y las mariposas aparecerán aquí. Escuché otro sonido que me conmovió: el sonido solitario del colimbo, mientras me levantaba y extendía mis alas de gasa para volar hacia otro día.

Gracias por leer.

La dama de las hadas