HAPPY HOLIDAYS TO A SPECIAL FRIEND
Well, here it is, Boxing Day, and I didn't even bother taking my red boxing gloves out from under the bed, not even to dust them off. Why bother? I ain'ts gots no ones ta box, so, I can cans dat boxy idea. Gee, me boxin' gloves under the bed ain't been used fer so lang deys a growin' moss and barnacles on 'um. A remembers ins a chatroom long, long ago.
G-d bless, Merry Christmas, and Happy New Year, Joan Cordell. I would love to sit by at the edge of Wilson Crick at the foot of Grandfather Mountain, Tenessee.
My heart still lingers there, not far next door to you, Washburn in Clinch Mountain and downtown Morristown, Tenessee. I visited back there again about ten years ago. It was sad, not as alive as I remember. The Cherokee Reservoir was nearly nonexistent that year, and many of the buildings were boarded up.
It was and remains in memory as the most interesting town I've known, with the second-story sidewalks and the wonderful people, who are so remarkably friendly once they know you. You know, now that I think of it, a lot of them there, too, were old hippies like us.
Old Hippies Never Die!
The Fairy Lady
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FELICES FIESTAS A UN AMIGO ESPECIAL
Bueno, ya es el día de Navidad y ni siquiera me molesté en sacar mis guantes de boxeo rojos de debajo de la cama, ni siquiera para quitarles el polvo. ¿Para qué molestarme? No tengo a nadie con quien boxear, así que puedo olvidarme de esa idea de los guantes de boxeo. Vaya, hace tanto tiempo que no uso mis guantes de boxeo debajo de la cama que les crece musgo y percebes. Recuerdo que en una sala de chat hace mucho, mucho tiempo.
Que Dios te bendiga, Feliz Navidad y Feliz Año Nuevo, Joan Cordell. Me encantaría sentarme en el borde de Wilson Crick, al pie de Grandfather Mountain, Tennessee.
Mi corazón todavía está ahí, no muy lejos de ti, Washburn en Clinch Mountain y el centro de Morristown, Tennessee. Volví a visitar ese lugar hace unos diez años. Era triste, no tan vivo como lo recuerdo. Ese año, el embalse Cherokee era casi inexistente y muchos de los edificios estaban tapiados.
Fue y sigue siendo en mi memoria la ciudad más interesante que he conocido, con las aceras del segundo piso y la gente maravillosa, que es increíblemente amable una vez que te conoce. Ahora que lo pienso, muchos de los que estaban allí también eran viejos hippies como nosotros.
¡Los viejos hippies nunca mueren!
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